«¡Lárguense!» Un restaurante en EEUU, exhibe bandera de Venezuela y es atacado.
Félix Valderrama un venezolano dueño de un restaurante en Seattle, ha recibido tres ataques por parte de residentes de ese País.

Venezolanos en EEUU, son atacados
El primero de ellos, tuvo que ver cuando una mujer llego a la entrada del negocio y arrancó la bandera de Venezuela que se exhibía en la entrada del local, pidiéndole que se largarán de Estados Unidos.
Los otros dos ataques ocurrieron con una semana de diferencia, en uno arrancaron la bandera con todo y asta, y en el tercero una mujer se limitó a gritarles a los propietarios que se prepararan para ser expulsados.
Contó Valderrama vía telefónica a la AFP, “Estaba abriendo el restaurante como a las 10 y media de la mañana y pasó una mujer que me dijo que gracias a Dios el Presidente Trump había llegado y que teníamos que hacer las maletas porque no hacíamos ningún bien en este país y que pronto nos pondrían remedio”
Aparentemente esta mujer no tiene nada que ver con la primera, aunque el discurso fue similar.
“Nos dijo que nos largáramos de aquí, que no hacíamos falta en este país”, recordó este venezolano, que ya tiene viviendo en Estados Unidos desde el año 1999.
Donald Trump llegó al poder con un fuerte discurso anti-inmigrantes y ha amenazado con deportar a 11 millones de indocumentados, así como construir un muro en la frontera con México.
“Y el presidente habla de odio tan libremente que la gente cree ahora que tiene licencia para decir cualquier cosa”, lamentó.
El restaurante, que se llama “Arepa”, como el plato típico venezolano, está ubicado en una zona universitaria de Seattle, la mayor ciudad del noroeste del estado de Washington y mayoritariamente opositora al mandatario.
De hecho, Valderrama subrayó que se trató de hechos aislados pues el restaurante, del que es co-propietario y abrió hace año y medio, ha tenido gran aceptación en la comunidad.
Su plan ahora es exhibir la bandera de Venezuela acompañada de la de Estados Unidos.
“Compré 12 banderas, vamos a ver quién se cansa primero: ellos de quitarla o nosotros de ponerla de vuelta”, señaló.